EL PARQUE DE LAS PALOMAS CAIDAS O LOS JUEGOS EXTREMOS.

parque bolivar santander de quilichao

parque bolivar santander de quilichao
Por: Omar Orlando Tovar Troches – ottroz69@gmail.com-
A pesar de nuestra natural resistencia, de nuestro natural temor y nuestra muy natural aversión por las nuevas tecnologías; los miembros del Combo del Ayer, no tuvimos más opción que dejarnos arrastrar por la moda de las prótesis electrónicas inteligentes, así su manejo nos atropelle.
No nos quedó de otra, en el Ecosistema de las Palomas Caídas ya no hay espacio para los ancianos mayores de 30 años. Para comenzar; llegar o salir del ecosistema es uno de los deportes extremos a los que uno se debe someter, si de estar en el parque se trata. Hay que intentar atravesar el cerco metalmecánico de carros y motos que rodean no sólo el perímetro del parque, sino todos los espacios adyacentes y que le dan a nuestro añorado hábitat un aire a campo de concentración del oriente medio, del norte de África o de la Europa Nazi de la segunda guerra, eso sin contar con el riesgo de ser atropellados por los intrépidos velocistas motorizados que a cualquier hora del día y la noche amenazan con sus “muy delicadas” formas de conducción, la integridad física y la vida de los osados transeúntes que se atrevan a intentar esta práctica extrema de cruzar la calle, así lo demuestran los innumerables accidentes que a cada rato alteran la ya alterada cotidianidad del parque y que en el andén de la Alcaldía Municipal de Santander ya cuenta con muerto propio a causa de tan llamativo deporte.
Si uno sobrevive, y logra cruzar la cerca; la aventura continúa. Caminar dentro del Parque es una prueba de caminata con esquivamiento de obstáculos. Las minimotos, las minichivas, los minicarros, las miniventas, los predicadores y hasta los motociclistas grandes hacen de esta experiencia algo fuera de lo común. No estamos diciendo que las buenas gentes que cohabitan el parque no tengan derecho a intentar alcanzar su propia prosperidad democrática, ya que la oferta de empleo estable y digno prometida por el gobierno nacional y las fábricas de escobas y zapatos por el actual gobierno local no llegaron, no, de lo que se trata es de llamar la atención sobre el armonioso desorden de la plaza de mercado más grande del Departamento del Cauca, que ya cuenta con más de 8 manzanas de extensión.
Si uno supera estas pruebas y logra hacerse de una de las escasas bancas limpias, empieza otro lindo ajetreo, se deben recoger las piernas si uno no desea ser pisado o atropellado por los mini vehículos motorizados que se enseñorean en el que alguna vez fue espacio peatonal. Salvado el inconveniente se debe estar atento a las alturas, no tanto por el disfrute de las pocas estrellas, o los atardeceres rosados, sino para no perder la prueba del esquivamiento de hoja de palma caída.
Una vez sentados existe una última prueba, que tiene que ver con la coordinación audio-motora y locutora, la cual consiste en tratar de entablar una conversación audible sin tener que moverse del sitio alcanzado, a pesar de los altos decibeles emitidos por la constante publicidad auditiva-ambulante, las armoniosas melodías salidas de los sitios de sano esparcimiento etílico-pugilístico o los altoparlantes de los decentes y considerados melómanos motorizados.
Fue precisamente esta última prueba, la cual obviamente no superamos; la que nos está llevando a ingresar a la nueva tribu urbana mundial de los “screenagers”, o sea de los muchachos convertidos en apéndices de sus teléfonos móviles y/o tabletas y que ya no cruzan ni palabra ni mirada con el resto de la humanidad.
Nos tocó sumergirnos en los océanos del “guasap”, el pajarito trinador, los mensajeros o la simple llamada de voz para poder seguir comiendo prójimo y arreglando municipio, país y mundo.
Coletilla: si, querido lector, querida lectora; su pregunta es la misma que la de algunos especímenes de la fauna del ecosistema: ¿y de las autoridades…Qué?